
Statement
Vivimos en un mundo acelerado que no nos permite disminuir la velocidad para observar lo que nos rodea. La naturaleza está ahí afuera, esperando que la descubramos. Los colores del atardecer. El movimiento del mar. Un brote en primavera. La primera hoja seca que cae. El encanto del río. La fortaleza de las piedras. Lo mismo sucede con nuestro propio mundo puertas adentro. El café del desayuno. La luz que juega a través de la ventana. Las flores en un jarrón antiguo. Los libros al lado del sillón. Los objetos que nos definen.
¿Nos permitimos disfrutar de las pequeñas cosas, de la vida cotidiana, de los instantes irrepetibles?
Mi obra, como la vida, está en constante movimiento. Busco el camino y cambio de dirección si no me convence donde me lleva. Escucho y confío en mi voz, aunque a veces sea solo un susurro inaudible o me hable tan a los gritos que me aturde. Me abro a los sentidos y me dejo llevar.
Para eso fotografío. Para deteter pedacitos de tiempo. Para mostrar lo que no se ve a simple vista. Para resaltar lo simple. Para resignificar el disfrute. Para dejar un legado.
Fotografío para no olvidar.
Fotografío para que no me olviden.
